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martes, 6 de abril de 2010

UNA NOCHE INOLVIDABLE

Si el logro  más valioso que uno puede alcanzar en la vida es la felicidad, que a nadie le quepa la menor duda que el pasado viernes 19 de mayo Lenin Castillo y Enver Lavado  - hasta ese día dos  desconocidos en el ambiente futbolero chimbotano - gozaron e hicieron delirar a la fanaticada que se dio cita en las instalaciones del Polideportivo de Casuarinas en Nuevo Chimbote, con una demostración majestuosa de vergüenza deportiva, buen toque y goles fantásticos que los encumbró hasta la final del tradicional cuadrangular de fulbito entre periodistas.  

 Enver Lavado



Como ya se ha vuelto costumbre, la comunidad de periodistas chimbotanos se reunía un viernes más – a partir de las 8:00 p.m. -  en el Polideportivo de Casuarinas para disfrutar de un momento de relajo y sano esparcimiento, luego de una agobiante jornada informativa. La antesala al juego, ofrecía, como siempre, un festín de sonrisas y chacota medicinales que ayudaban a combatir el estrés previo a los partidos.  A un costado del grupo, en una especie de aislamiento voluntario, Castillo y Lavado, esperaban en silencio ser tomados en cuenta por algún capitán para integrar uno de los equipos. A pesar de que su pasado deportivo más reciente estaba marcado por la  derrota, este par de futbolistas sin fama ni gloria se resistía a colgar los chimpunes, sin antes haber saboreado el éxito. La elección de los equipistas fue rápida, pues los capitanes optaron por mantener la base de sus escuadras, respetando la continuidad y trayectoria de jugadores como Reynaldo, Lucho Angulo, Manuel Sarango y Gilmer Bacilio entre los más destacados. Lenin y Enver observaban desde su rincón solitario el calentamiento previo de los dos primeros equipos, en el terreno de juego. ¿Jugaremos?, parecían decirse mientras cruzaban miradas. En otro tiempo Enver había sido un  velosísimo puntero derecho del club “La última estrella” de Casma.  Tuvo en el “cojo marino” a su descubridor y mentor. “Todo lo que sé me lo enseñó ‘el cojo’”, me dijo una vez. Viéndolo jugar, supe que no mentía. Rápido para encarar por la banda y superar a sus rivales, pero poco efectivo en la definición, Lavado tuvo que abandonar temprano el fútbol competitivo, al detectársele un serio problema con las mujeres. A Lenin, en cambio, se le pasó la juventud como un rayo veloz; alumno aplicado y responsable en la universidad, dedicaba su tiempo libre a la música y a coleccionar revistas deportivas de antaño que releía incansablemente. Tocaba en la banda de rock “praxis”; durante la semana  ensayaba dos o tres veces, según lo disponía el líder del grupo; llegado el sábado su presencia fantasmagórica se confundía con la de otros tres jóvenes más, subidos  en un escenario armado con estructuras de metal y tablones viejos sabían ponerle el suin necesario a las verbenas u otros eventos artísticos, en los que participaban.  En medio de ese itinerario agotador, los años fueron durmiendo el sueño que siempre tuvo de niño: jugar al fútbol y hacer muchos goles.  Ahora todo era distinto para ambos. Cada quien tomó un rumbo diferente apenas culminaron la carrera de periodismo en la universidad; Lenin, hombre cauto y ordenado, siguió el camino convencional de la vida: consiguó un trabajo estable, se comprometió y tuvo un hijo con la mujer de la que vive enamorado; Enver, en cambio, terminó convenciéndose de que era imposible luchar contra algo que disfrutaba tanto, así que canceló el tratamiento que había iniciado  para superar  su adicción a las mujeres; convertido en mil oficios, Lavado deambula en los placeres clandestinos de una enfermedad que al parecer ya resulta irremediable. Aunque distintos, esa noche en el corazón de este par, florecía un sentimiento que los unía: reverdecer sueños pasados ligados a un balón de fútbol. Sin pensarlo dos veces, Lenin se autoproclamó capitán del cuarto equipo de la noche y empezó el peregrinaje en busca de jugadores para completar su escuadra. No tardó mucho en conseguir aquél objetivo, pues para su fortuna, Delmer “la muralla” Lara y Manuel “nigeriano” Saldarriaga llegaron tarde al Polideportivo  y se encontraban  sin equipo. Otro de los que esperaba su oportunidad, sentado en las graderías del ‘Poli’, era Paolín, quien pagaba con su suplencia, el precio por haber fallado innumerables oportunidades de gol la semana anterior. Una vez reclutados estos tres peloteros, sólo quedaba por cubrir el puesto de arquero. ¿Dónde encontrar un portero que brinde la garantía y seguridad necesarias para jugar con tranquilidad?, se preguntaba Castillo mientras paseaba la vista de un lado a otro.  Entonces fue que, de entre los aficionados, se oyó una voz áspera que dijo. “Toma mi dos lucas, yo tapo”.  Robert “el perro” Gómez dio un paso hacia delante, entregó la moneda a Lenin, se quitó la casaca, encargó sus pertenencias a un amigo y de dos zancadas llegó hasta el ras de la cancha y estuvo listo para defender su portería.

Como era previsible, el equipo de Lucho Angulo y compañía logró un triunfo de manera holgada en el primer partido. Un contundente 6 – 2 los clasificó a la final.  La hora de Enver y Lenin había llegado. Cuando la pelota se puso en movimiento, dando inicio al segundo partido de la noche, nadie podía presagiar que este par se consagraría de manera indiscutible. El primer toque del balón lo hizo Lavado. Un pase certero hacia delante del “flaco” mostró a un Castillo chisposo, que  ganó la posición de la pelota a su rival con un ágil movimiento de caderas para luego dar un taco que dejó en posición de gol a Paolín, pero éste remató desviado. La escuadra contraria pareció no tomar demasiada importancia a aquél arranque furibundo  y empezó a rotar el balón de un lado a otro, a la espera que Enver, quien cumplía labores de marca, se desgaste en el correteo por tratar de recuperar el esférico. Sin embargo, de manera inteligente Lenin y Paolín ejercían presión por los costados, tirándose al piso en carretilla, obstruyendo, a veces, con el cuerpo el avance de sus adversarios; un desgaste generoso que se complementaba con la solvencia defensiva de Lara y Saldarriaga.  “Tírenla para arriba. Lánzenla”, empezó a pedir Castillo con la confianza de un titán. Entonces llovieron los balonazos de diferentes lados y con ellos se inició un festival de piruetas y goles fantásticos que dejó boquiabiertos a los espectadores. Durante treinta minutos, los asistentes al “Poli” disfrutamos de un show, que parecía tener como actores estelares a dos malabaristas del balón:  el brasileño Ronaldinho Gaucho y el sueco Zlatan Ibrahimovic. Pero no eran ellos, sino su magia transportada por una especie de encantamiento sublime a los pies de Enver Lavado y Lenin Castillo, dos irresolutos con la pelota que esa noche se disfrazaron de estrellas del balompié y demolieron a sus rivales a punta de pases milimétricos, tacos, huachas, goles de larga distancia, temperamento e inteligencia.     

 Lenin Castillo


El resultado fue un azotador 5 – 1 a favor del equipo de Castillo. Enver sumó, en este partido, sus dos primeros goles desde que empezó a asistir al Polideportivo. Lenin hizo lo propio anotando dos veces también y hasta Paolín se aunó al festín inflando las redes en una ocasión. Cada gol era celebrado a pecho inflado, en un desborde de pasión y alegría que contagió a todos los asistentes al Poli. Hubiese sido suficiente con tamaña demostración de garra y talento para aplaudir lo hecho por este dúo, muy bien complementado con el resto de integrantes del equipo; además luego del desgaste realizado en el primer encuentro, nadie podía suponer que aún les quedaba arresto físico para ir por más. Me pregunto si esa mañana, al despertar, uno de ellos habrá levantado de la cama con la certeza de que aquél sería un día especial. Si algún sueño premonitorio les habrá inundado la mente para hacerles saber que sus anhelos infantiles estaban cerca de cumplirse. Imagino a Lenin durante la semana caminando a paso raudo, transpirado, soportando las espadas del sol sobre su rostro, bregando por  llegar primero al lugar de los hechos y tener la primicia informativa. Llegado el viernes, como todos los viernes que estaban colgados en el paredón de sus recuerdos, se dijo: “Hoy toca fútbol, qué chévere”.  Su corazón adquirió otro ritmo cardiaco. Llegó a casa, como siempre, más allá de las siete de la noche, alistó sus cosas con prisa y luego de despedirse con un tierno beso en los labios de su esposa y  abrazar a su hijo enrumbó hacia “El Poli”.  Supongo que Enver pasó los días previos al partido haciendo cualquier cosa o quizás haciendo nada; despreocupado de todo asunto, empecinado en ligarse alguna hembrita nueva, o, dada la contracción del mercado femenino, tal vez tuvo que recurrir a  la lista de viejas conquistas para calmar su febril e incontrolable apetito por las mujeres.  Total, después de su perfecta actuación futbolística, cualquiera que hayan sido sus pecados, estos tendrían que haberle sido perdonados.

El partido final fue un calco del encuentro anterior. La inspiración de Lenin y Enver se prolongó en un desborde incontenible de magia que rebasó los esfuerzos del rival para contenerlos. Ni la habilidad de Reynaldo, ni el  temperamento de Manuel Sarango, ni el empuje de Lucho Angulo pudieron frenarlos. Un indiscutible 6 – 2  catapultó al equipo de Castillo hacia una nube diáfana de felicidad incontrastable. Todo era júbilo. La boca se les pudría en sonrías. El aire se calentó con los gritos eufóricos de triunfo desprendidos, seguro, desde el centro mismo del corazón. El abrazo heroico de los vencedores contrastaba con las miradas desconsoladas y atónitas de los vencidos. Aunque resulta poco probable que los héroes  de la noche repitan una actuación tan descollante como la mostrada, la imagen titánica de este dueto perdurará mucho tiempo en la mente de los que tuvimos la dicha de verlos. Esta ha sido una muestra más, de que la luz de los sueños tiene una llama que sólo puede apagar la muerte. Finalmente, tarde o temprano, canas más, canas menos, el universo termina volviéndose cómplice  de los tiernos deseos del corazón.


4 comentarios:

  1. Áhla, creo que este es el mejor post en la historia de Chimbote.
    Lenin y Enver quedaran grabados en mi memoria.

    Saludos, TP.

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  2. Gracias reii por el comentario...No estoy seguro que sea el mejor post, pero de todos modos algo bueno ha de tener :D

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  3. Con ese final, le das un giro subliminal a todo el post.

    Un tema intrascendente que muestra un mensaje de plena trascedencia.

    Bien ah!!!!

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  4. ME PARECE MUY INTERESANTE SU PAGINA!!
    ACABO DE VER SUS VIDEOS DE MISS NUEVO CHIMBOTE!!
    SPERO VERLOS ESTE 11 DE JUNIO EN LA DISCOTECA HABANA PARA GRABAR A LA GANADORA DE MIS VALLEJO!!
    BUENO MUCHA SUERTE EN TODO ...

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