¿Y por qué no un Chimbote como destino turístico?
Desde muy niño he oído hablar que esta ciudad apesta, que el centro de Chimbote es un caos, lleno de basura y comerciantes informales, de locos y rateros que deambulan entre las gentes convirtiendo al puerto en uno de los sitios más inseguros del país. Me contaron también que aquí llegaron hombres de otros lados para llevarse las riquezas ictiológicas que ofrecía el prodigioso mar. Montaron gigantescas fábricas, pescaron todo lo que quisieron y sin el menor escrúpulo arrojaron la basura que producían sus plantas de harina de pescado al océano, recubriéndolo de asquerosidad, desapareciendo lo que años atrás había sido un hermoso paraje natural visitado por turistas de todo el mundo. Sí, también me contaron que en sus inicios Chimbote tenía una cara bonita, que se respiraba una brisa apacible abrigada por un sol intenso, que la vida era menos agitada, que los veranos aquí eran un festival inolvidable.
Las gaviotas y pelícanos han sufrido también el atentado ecológico de los forasteros. Recuerdo que hace unos años, durante varias semanas, la ciudad fue invadida por estas aves, quienes desesperadas picoteaban entre los basurales, buscando el alimento que ya no podían encontrar en el mar.
Crecí en un barrio que está a unos trescientos metros del mar (cuando el mar embravece puedo oír nítidamente el golpe de las olas contra el enrocado), muy cerca del casco urbano, de las principales calles y avenidas, cerquita de la plaza de armas, de la plaza 28 de Julio y del Malecón Grau; un lugar que durante muchos años lució como un inmenso lupanar, atiborrado de “chongos” con fachada de cevicherías en todas las esquinas; mi barrio era una guarida de putas, de micro comercializadores de droga y uno que otro narco de alto vuelo. A pesar de lo insano del panorama de esta zona de Chimbote, a alguien se le ocurrió bautizarla como Asentamiento Humano “Pueblo Libre”, aunque nadie podía sentirse realmente libre viviendo entre tanta mierda. Vaya si costó desprenderse de toda esta pestilencia social. Las autoridades, como casi siempre, se hacían los locos para tomar cartas en el asunto. En mi barrio sabíamos que la policía y algunos malos funcionarios de la municipalidad le cobraban “cupos” a los hombres que regentaban los burdeles clandestinos; sólo cuando la población se ponía brava y reclamaba con insistencia frente al Palacio Municipal montaban uno que otro operativo conjunto y clausuraban los “chongos”; sí, sólo eso, una clausura que duraba apenas un par de días, pues según el atestado policial no habían pruebas fehacientes de delito para cerrarlos definitivamente. ¡Qué es lo que querían estos policías adefesios, encontrar a la gente “tirando” para comprobar que se trataban de “chongos” y no de cevicherías!
Los moradores de Pueblo Libe estaban cansados de este círculo vicioso, hartos de la corrupción, asqueados de tanto parroquiano borracho enseñando el pincho en plena vía pública mientras inundaban la calle de orín; aburridos de los tiroteos que se producían los fines de semana en las afueras de los “chongos”. Una tarde ya no aguantamos más y el pueblo se reunió para acordar medidas más radicales. “Si la policía y el Municipio no pueden con esta lacra, el pueblo los correrá”. No sé de dónde se consiguieron tantas llantas viejas; había incluso neumáticos de camión, tan enormes que cuando los colocamos en la puerta de los burdeles las cubrieron de par en par. Esa ha sido la primera y la única vez que todos en el barrio hicimos causa común y nos unimos para pelear por nuestro derecho a vivir en paz, sin rateros, ni putas, sin narcos, ni contaminación.
Se quemaron más de veinte llantas. Algunas en medio de la avenida aviación, que es una de las avenidas más importantes de la ciudad, pues por allí transita el tráfico pesado que va y viene de sur a norte o viceversa. El tránsito quedó paralizado por más de dos horas, dejándose ver una hilera de camiones y tráileres atorados en medio de una nube negra de humo y el tumulto de más de cien personas eufóricas, armados con palos y piedras, para defenderse de un eventual ataque del enemigo. Otros neumáticos hicieron fuego en las puertas de los “chongos”, destilando un humo negro hacia el interior que hizo salir corriendo a los parroquianos y a las putas que se encontraban dentro. Al grito de “no queremos chongos en Pueblo Libre” y “que se vayan las putas”, Pueblo Libre fue limpiándose de los males que lo aquejaban. En taxis y camionetas los regentes de los burdeles iban sacando mesas, colchones, sillas y cajas de cerveza de sus locales para desaparecer en medio de la humareda.
Ariel me escucha con atención. En su mirada puedo notar que mientras le hablo él va recreando imaginariamente cada una de las escenas de mi narración. La realidad de Chimbote no debe ser muy distinta a la de su natal Colombia. Autoridades corruptas, contaminación, narcotráfico, putas en las calles; el libreto repetido en la mayoría de ciudades de Latinoamérica. Me quedo en silencio y es ahora él quien toma las riendas de la charla, hablándome de su arribo a este puerto con su peculiar dejo colombiano.
“Aún recuerdo las primeras imágenes de esta olorosa ciudad… A través de la ventanilla del ómnibus que me traía desde Lima miraba los desiertos que preceden el ingreso al Nuevo Chimbote, el aire es fresco aún en esa zona; luego de atravesar el peaje una multitud de ranchos empezó a brotar sobre las arenas anunciándome el inicio de la civilización, un poco más allá la ciudad; la brisa y el olor a pescado se hacían más fuertes. La presencia de unos humedales me dio la impresión de que Chimbote era una ciudad ecológica; sin embargo una capa gris de humo que brotaba de las chimeneas de varias fábricas pesqueras empezó a cubrir el cielo disipando esa idea rápidamente. Luego de una corta parada en el terminal terrestre admito que tenía poco interés en conocer el verdadero espíritu del rico Chimbote, hasta que una tibia tarde de Diciembre una linda sirena local me invitó a realizar un paseo por las costas de esta ciudad. Aún recuerdo esa tarde de sol radiante con mucha bulla de fondo; se aproximaban las fiestas navideñas del 2007 y mientras la gente escogía en las tiendas el mejor panetón y el cotizado pavo navideño yo disfrutaba de la puesta del sol en agradable compañía. El cielo se vistió de naranja y nos iluminó el rostro, dibujando en el litoral la silueta de cientos de lanchas pesqueras ancladas frente a la singular belleza de la Isla Blanca, imagen que acompañó este romántico paseo por el restaurado malecón que rodea la Bahía. Mientras avanzábamos, la escena era ambientada por espontáneos anfitriones que con el más natural “civismo urbano” le obsequiaban su orín al mar, como si pretendieran transformar el uso de esta hermosa bahía en una enorme vasenica…. ¡La gente es jodida en todos lados!
La idea de retomar la exploración por Chimbote continuo tres años después; mi arribo coincidió con la navidad del 2010; esta vez me propuse recorrer antiguos caminos asociados a sitios Arqueológicos, ubicados en medio de los extensos desiertos y fértiles valles del Santa y Nepeña, imagen contrastada por coloridas y apacibles campiñas bañadas por los ríos que nacen en la Sierra, donde la constancia y laboriosidad del agricultor definen el puntual aprovechamiento del agua como base de inspiración de la gran diversidad productiva que ofrece la costa de Ancash, paisaje que fotográficamente me conmovió a tal punto que realicé varios reportajes sobre la zona…
A ritmo de una gran orquesta salsera del Callao recibí el año 2011 en Chimbote; el contorneo de las féminas al compás de la música, las cervezas por doquier y la alegría de los presentes en ese gran bailetón me recordaron los buenos tiempos en mi natal país. Guiado por un extraño presentimiento prolongué mi estadía en esta portuaria ciudad. Algo me decía que aún no lo había visto todo, que faltaba descubrir el que es quizás el mayor encanto de Chimbote… Cuando conocí a Jesús, un marinero retirado, y me habló de su emprendedor y creativo proyecto que consistía en darle un valor turístico a la majestuosa Isla Blanca, promoviendo viajes hasta el lugar en una pintoresca embarcación pensé que no era descabellado imaginar un Chimbote como destino turístico. En mi recorrido por distintos puntos de la provincia me he topado con lugares bellísimos que muy bien podrían aprovecharse para elaborar un circuito turístico interesante, sobre todo ahora que vale apostar por el desarrollo de la industria sin chimeneas que es el turismo, actividad que se superpone a los enormes pasivos ambientales derivados de las empresas locales de pesquería y la producción siderúrgica…
De pronto Ariel y yo detuvimos la charla. El colombiano se puso a preparar su equipo de grabación; un rato después cámara en mano empezó a filmar nuestra caminata por la Isla Blanca; aquél paraje natural que lo cautivó desde la tarde en que paseó por el Malecón con la hermosa joven chimbotana. La vista de Chimbote es maravillosa desde la cima de la Isla. ¿Y por qué no un Chimbote turístico? Habría que pelear mucho por ese anhelo, tal y como ocurrió en Pueblo Libre hace algunos años cuando el pueblo cansado del puterío que pululaba en la zona, salió a las calles para erradicar el mal. Exigirle a Siderperú y a Sedapal que dejen de arrojar sus desechos al mar. Salir a las calles. Protestar. Reclamar a las autoridades un cambio radical en las políticas medio ambientales. Convencer a las mayorías que el turismo es una industria que genera muchas divisas para una ciudad. Mirar por un momento la provincia del mismo modo en que lo hace Ariel. Quizás así el sueño turístico cobre vida algún día.
BUENO PARTICULARMENTE A MI ME ENCANTO ESTA EDICION, ME HIZO RECORDAR MI HERMOSO PAIS Y MI EXTRAÑABLE RICO CHIMBOTE OJALA ALGUN DIA PUEDA VOLVER A MI QUERIDO PAIS PARA DISFRUTAR DE LO LINDO Q TIENE, PERU TE AMOOOOOO Y EXTRAÑOOOO. M.A.S TE FELICITO POR TUS EDICIONES ESTAN MUY BUENAS OJALA Y SIGAS ESCRIBIENDO LO BUENO Q TIENE NUESTRO PUERTO, SALUDOS A LA DISTANCIA Y BSS
ResponderBorrarGracias por el halago :) Esperamos tu pronta visita para recorrer aquellos hermosos parajes que no tuviste la dicha de conocer cuando vivías en Perú. Un abrazo y un beso a la distancia y muchos parabienes para tu familia :) CUida mucho a las nenas :)
ResponderBorrarOK ESPERO Q SEAS MI GUIA TURISTICO PERO NO ME COBRES EHH JJAJAJAA SALUDOS A TODOS BSS
ResponderBorrarSobre el fondo del texto:
ResponderBorrarBien!!!
La idea central es buena, y bastante trillada...
la idea es ahora cómo convencer al pueblo que el dinero que fácilmente se produce hoy, será imposible después, que las nuevas alternativas existen y que para eso, hay que hacer un gran sacrificio...y es algo tan loco como decir que hay que dejar de mover la máquina de pescado por un buen tiempo, hasta que resulten los planes de turismo ecológico y derivados...desarrollar una industria que está muy débil ahora...
demoraría, no? hasta eso, gran parte del pueblo sería infeliz...
¿cómo hacemos para convencer a esta gran parte del pueblo que su infelicidad a corto plazo será la suya en el largo...?
demasiado complicado...cuál es la fórmula entonces?
Sobre la forma del texto:
Me gusta como empieza, como se desenvuelve la trama del artículo, pero hay alguno que otro bajón.
Muy Bien Amigo TIRA PIEDRAS
ResponderBorrarCada día más se consolida el Grupo: FANATICOS DE CHIMBOTE.
Felicitaciones y Exitos por los escritos.
YA SABEN a TODOS:
Replicando el Título de la Canción de los
LOS MOJARRAS - SI PASAS POR CHIMBOTE
http://www.youtube.com/watch?v=vlWQtYuCwWY&feature=related
San Pedrito, Chimbote en mi CORAZÓN...
El Loco Moncada...
Las Cocadas de la Morena...
Riquito y su Budín...
La Cruz de la Paz...
...José Gálvez el Campeón...
...
TU SIGUES...
Tantas cosas que se pueden hacer en Chimbote. Isla blanca un lugar turístico, la creación de un museo seria algo interesante y educativo a la vez, re modelar y mejorar el vivero forestal o porque no imaginar que se puede crear un zoológico o un acuario submarino acaso eso no seria un atractivo turístico e una ciudad dedicada al pesca... inversión es lo que nos falta pero todo se puede
ResponderBorrarSoy Chimbotano de nacimiento y crianza, pero me vine a Lima xestudios superiores, siempre regreso a Chimbote, y este ultimo verano sucedió algo mágico, parado frente al malecón x el centro, luego de comerme un cevichito, me di cuenta q la vista del mar tranquilo de Chimbote, con sus botecitos, y las islas al fondo, y en un atardecer pintando el cielo de todaslas tonalidades de azul a rojo, fue una d las cosas q mas me han gustado en la vida, Chimbote es una ciudad preciosa, pero volteo y veo un cielo gris, gente q bota basura, veo q los narcos en Chimbote los conocemos todos y nadie hace nada para pararlos, q las guerras de pandilla en el Carmen son algo q no deben existir, Chimbote tiene potencial como ciudad, me cago en ganas x regresar y hacer algo x mi ciudad!!!
ResponderBorrarTodos amamos Chimbote y soñamos con verla como la ciudad que verdaderamente puede ser, con todo el potencial que tiene, si cada uno de los que lo deseamos hiciéramos algo por el puerto, las cosas empezaráan a marchar, los que estamos fuera y los que estan en la ciudad. Creo que una buena idea sería crear la Sociedad Civil Amantes de Chimbote, donde cada miembro aporte con ideas y proyectos para el puerto y presentar nuestras ideas a las autoridades que tantas veces necesitan esa inyección de iniciativas...es hora de forjar la conciencia y orgullo chimbotano, y que nadie tema a q le digan tu ciudad huele mal, roban o es sucia cuando dicen que son de Chimbote...VIVA EL PUERTO CHIMBOTANO!!!, VIVA CHIMBOTE!!!
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