Guardado en una pequeña capilla ubicada
en la entrada de la oficina administrativa del Desembarcadero Pesquero
Artesanal de Chimbote se encuentra vistiendo un traje rojo palidecido por el sol, con un sombrero de
ala ancha, portando una Biblia en la
mano derecha y un puñado de llaves con la otra, la efigie de un San Pedro que a
pesar de no contar con el visto bueno de la Iglesia Católica para su adoración
popular, recibe desde 1992, el fervor de la comunidad de pescadores
artesanales, quienes atribuyen a sus antepasados el verdadero origen de la
Festividad de este Santo en nuestra ciudad.
Este San Pedro - al que también
podría llamársele San Pedrito por su diminuto tamaño -, a diferencia de la
tradicional estatua de yeso que se pasea por la ciudad a finales de Junio, tiene
la mirada dócil, de quien espera pacientemente el reconocimiento eclesiástico que lo coloque en el sitial de
los otros Santos de la ciudad. La historia de esta imagen tiene su origen en el
año 1991, cuando los pescadores artesanales deciden organizarse para conformar una
Asociación que los represente y vele por sus derechos laborales y colectivos
ante los organismos tutelares de la pesca; pero además de las cuestiones políticas
los hombres de mar buscaban una reivindicación social que les devuelva el
protagonismo que tuvieron hace más de un siglo cuando eran ellos los abanderados
de la fiesta de San Pedro. En un intento por recuperar su identidad religiosa,
perdida desde que el Concejo Provincial del Santa asumió las riendas de la
festividad patronal excluyéndolos del Programa Cívico, los pescadores
artesanales sumaron esfuerzos y con el aporte monetario de sus asociados
mandaron construir un año después su propia Imagen de San Pedro, levantaron una
capilla en el Desembarcadero y organizaron un Programa Festivo sencillo, donde
primaba el culto al patrón y el agasajo a los hombres de mar, con ese fervor y
humildad con la que se celebraba un siglo atrás. Don Wilfredo Ascue Yepes, Presidente
de la Asociación de Pescadores Artesanales en la década del noventa, fue quien
solicitó de manera formal al Monseñor Luis Bambarén, Obispo de la ciudad en ese
tiempo, la autorización para que el Santo pudiera recorrer las calles aledañas
al Desembarcadero, pasear la imagen en altamar y celebrar su fiesta con la
comunidad chimbotana. La respuesta de la autoridad religiosa fue un tajante
¡NO!, aduciendo que ya existía una figura que representaba al apóstol Pedro. La
negativa de Monseñor no desalentó a los hombres de mar, quienes decidieron
elaborar un Programa Festivo donde incluyeron actividades deportivas,
religiosas y sociales que se realizan todos los años dentro del muelle
artesanal los días 28 y 29 de Junio. Esas fechas son celebradas con mucha
devoción por los pescadores, quienes participan de un Campeonato Interno de
fútbol, queman fuegos artificiales, bailan al compás de grupos de cumbia y
cantantes folclóricos, beben cerveza y acuden a la tradicional Misa de Honras en
Honor al Patrón, todo ello sin salir de los ambientes del Desembarcadero.
Luego de la muerte del señor
Ascue en el año 2007 la posta en la dirección del Desembarcadero fue asumida
por Octavio Cortez, un Huaylino de 62 años que no dudó en continuar la brega para que la
imagen del Patrón de la Asociación de Pescadores Artesanales traspase las
fronteras del muelle, reciba la
adoración de sus vecinos o al menos realice un pequeño paseo por altamar e
impregne de su mística a la comunidad Chimbotana. “¿Acaso esta imagen no representa también al
apóstol Pedro? No pretendemos opacar o desprestigiar al tradicional San Pedrito;
nuestra intención es devolverles a los pescadores el protagonismo que antes
tenían en esta celebración. Las autoridades religiosas hasta ahora han sido
mezquinas con nosotros. Poco a poco fueron dejando de lado a los hombres de mar;
ya ni siquiera participamos en las celebraciones que ellos organizan y donde se
politiza la fiesta. Los pescadores tenemos un fervor a San Pedro arraigado de
nuestros antepasados, que fueron los que trajeron la imagen a Chimbote. Esperamos
que el año que viene Simón Piorno se sensibilice y nos otorgue carta libre para
que nuestra imagen pueda recorrer el mar, que es donde Pedro se desenvolvió con
maestría, pasear en la ciudad, vivir nuestra fiesta con sencillez pero con
mucho espíritu, creemos que ese es nuestro justo derecho”.
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