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viernes, 8 de noviembre de 2013

Daniel Cortez Belepú: primero debe ser lo nuestro, después el resto.

Por: Marvin Zamora

Santos Dionicio Cortez Belepú (Sechura 1947), músico multiinstrumentista, compositor, arreglista y director de orquesta por vocación, por formación y por esos dones con que Dios premia a muy pocos; es conocido y reconocido como Daniel Cortez Belepú, llegó a Chimbote por los años sesenta, fue Integrante de los Rumbaneys, La gran familia, Los pasteles verdes, por citar a los más célebres. Autor de la letra y música de “A chimbote”. En marzo de este año fue declarado “Patrimonio Cultural Vivo de Ancash”. Militante eterno de la nostalgia y la cultura, devoto confeso de Chimbote, la tierra bella que lo ha visto crecer. Hoy conversamos con él sobre sus dos grandes pasiones: La música y Chimbote.


Señor Daniel ¿qué es la música para usted?
Bueno, la música es el arte de combinar sonidos. Es muy importante porque como digo en un libro que estoy escribiendo sobre la historia de la música de Chimbote “ todo aquel al que no le gusta la música es porque sus sentimientos son sordos”. La música está en todos lados, todo el tiempo se hace música, cuando caminas, cuando hablas, hasta en el cielo hacen música, ¿quiénes? Los ángeles. Yo soy de profesión contador, administrador, he sido mecánico y supervisor en Siderperú, pero ante todo, soy músico. La vida sin música no sería vida para mí, así que la música es un sentimiento, parte de mi vida, parte de lo que soy.

¿Cuándo surgió su vocación por la música y qué instrumentos aprendió a tocar?
Según contaba mi querida madre, desde que estaba en su vientre yo ya intentaba hacer música aunque en realidad la fastidiaba (risas). Yo soy de la ciudad de Sechura, Piura, ciudad de pescadores y músicos; ahí o eras músico o eras pescador, y yo escogí la música desde los cinco años. Caminaba por la casa con lo que para mí eran mis platillos, pero que en realidad eran las tapas de las ollas de mi mamá. De ahí en adelante iba detrás de dónde había música, andaba persiguiendo a la banda de la ciudad; tenía dos primos, ellos eran músicos, uno tocaba clarinete y el otro trombón y yo los seguía a todo lugar, en ese entonces tenía seis años. A los ocho años aprendo a tocar la flauta y en ese tiempo yo no sabía qué eran las notas musicales, pero sacaba los sonidos de oído, así, el director de la banda, mi maestro, Don Máximo me escucha tocar; los sábados y domingos él acompañaba a la misa, a manera de coro, y justo uno de esos días le faltaba una flauta, y se me acerca y me dice “¿Qué tal si tú me acompañas con la flauta?”, “encantado” le contesté, y así seguí acompañándolo en las misas. Me acuerdo que él me daba cincuenta céntimos por cada misa, lo cual para mí a los ocho años que tenía era un platal. A los once aprendí a tocar el saxo, después el clarinete, pero noté que todas las chicas se iban con el que tocaba trompeta o trombón, en cambio yo, que tocaba saxo, andaba por ahí “abandonado”, entonces me dije “tengo que aprender a tocar trompeta” y aprendí a tocar trompeta y también trombón al mismo tiempo (risas). A partir de entonces se incrementó mi pasión por la música.

Entre sus tantas credenciales, la más propalada y reconocida es ser autor de la música y la letra de la canción A Chimbote, cuando formaba parte de los Rumbaneys. Qué significado tiene para usted ser el autor de una canción que se ha convertido en el himno popular de una ciudad entera, y qué siente por esta ciudad tomando en cuenta que usted nació en Sechura.
La canción A Chimbote es un hijo, mi hijo mayor, musicalmente hablando, es un orgullo para mí, es algo totalmente agradable, sin querer queriendo, como suelo decir, se convirtió en el primer himno de Chimbote que perdura, y cada vez que la escucho me recuerda aquella época en que Chimbote era primer puerto y el José Gálvez ganó la Copa Perú, y Chimbote tenía una bahía increíble comparable a la de Acapulco, es una gran época que yo he vivido. Esa canción la compuse con mucho cariño, con mucho amor, con mucha dedicación, con mucha… devoción, esa es la palabra, hacia Chimbote, pero yo no pensé que esta canción iba a calar tanto en los chimbotanos; yo la tengo como timbre de mi celular, no soy chimbotano pero me casé con una gran mujer de acá y tengo cuatro hijos, mis nietos también son chimbotanos.

Usted ha sido distinguido y declarado Patrimonio Cultural Vivo de Ancash mediante Resolución Directoral Regional N° 016-2012, ¿cómo ha tomado tal distinción?
Bueno, las autoridades han visto que yo no estoy solamente desde ahora ni del año pasado, ni diez, ni veinte años, yo tengo un montón de años en esto, luchando por la música de Chimbote, por el arte, enseñando en los colegios, en los institutos, en la Universidad del Santa, ahora en la Universidad San Pedro, valorando lo chimbotano no sólo en arte también en comida, porque Chimbote no sólo ha sido el primer Puerto Pesquero, también puede considerársele capital musical del Perú porque de aquí son los Rumbaneys y los Pasteles Verdes, patrimonio musical del Perú. Yo quiero mucho a Chimbote, vivo aquí y trabajo por esta ciudad. Quiero que Chimbote tenga su escuela de arte, su instituto de arte, para cambiarle de etiqueta, culturalmente hablando.

Sabemos que en Chimbote hay muy buenos músicos, pero la cultura musical no está tan afianzada como quisiéramos ¿cree que estamos encaminados o que aún queda mucho por hacer?
Yo he sido dos veces presidente de la Asociación de Músicos de Chimbote, y mis colegas de la música, viven su momento, no se preocupan por estudiar, por crear, por componer; quien te habla es compositor, arreglista, director de orquesta; mis amigos músicos, me tendrán que disculpar cuando lleguen a leer esto, se han dormido en… , no en sus laureles porque no hemos hecho nada, son grandes copistas, copiones, y muchas veces copian mal; hay que crear, hay que componer, no para nosotros, nosotros estamos de ida ya, para nuestros hijos, para nuestros nietos; en mi caso hay una anécdota curiosa, yo trabajo en una universidad y hasta ahora nadie me reemplaza porque somos dos no más los que tenemos título de música en educación artística. No se han preocupado por estudiar.

Qué corresponde hacer a las autoridades y a los ciudadanos comunes y silvestres?
Las autoridades tienen el deber y la obligación de apoyar el arte y la cultura. Yo estoy, de alguna manera resentido con las autoridades, creo que Chimbote debe tener su escuela de música, su escuela de arte, un teatro municipal, yo soy amigo de Lucho Arroyo y le pido constantemente que haga un teatro municipal, pero me siento prácticamente solo en ese pedido, ahora que pasaron las fiestas de San Pedrito, de Chimbote, yo siento cierta molestia, la gente, el público, debe pedir nuestra música, primero debe ser lo nuestro, después el resto, en la programación de la fiesta he visto grupos que no conozco, y de los grupos que son de acá la mayoría de integrantes son de Trujillo.

Para terminar, ¿Qué género musical, qué músico y qué canción figuran entre sus favoritas?
Me gusta toda la música, la música internacional, la música nacional y la música local; yo tengo la suerte de tener una discoteca tremenda en mi casa, con una gran variedad de géneros e intérpretes de diferentes épocas. En mi casa todo es música, en mi casa se respira música.

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