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martes, 26 de noviembre de 2013

La moda, el modelaje y las modelos en Chimbote: Una mirada crítica

Por César Sánchez Lucero

La moda es celebrada en el museo y relegada al trastero de las preocupaciones intelectuales reales: está en todas partes, en la calle, en la industria y en los medios, pero no ocupa ningún lugar en la interrogación teórica de las mentes pensantes.
-De “El imperio de lo efímero. La moda y su destino en las sociedades modernas”, Guilles Lipovetsky-


La Moda
Hablar de la Moda es hablar de un conjunto de códigos que se renuevan con la velocidad de la tecnología. Estos códigos construyen discursos sociales que tienen incidencia material (a través de la ropa, por ejemplo) en nuestra realidad cotidiana, definiendo identidades y modificando patrones de comportamiento y consumo. El sociólogo francés Guilles Deleuze explicaba que la sociedad es un cuerpo de flujos que son codificados por la “Maquinaria deseante” (que era como él llamaba al Capitalismo): “(…) el peinado de la joven no es el mismo que el de la mujer casada, no es el mismo que el de la viuda: hay todo un código del peinado...”. Y como estamos “condenados” al sentido, o mejor dicho, a construir el sentido (Landowski dixit) a partir de esos códigos, entonces nos vemos también obligados a relacionarnos con la Moda desde diferentes campos del quehacer humano.



Es por ello que la Moda también es nostalgia: "Moda es lo que pasa de moda", ha sentenciado Coco Channel, inaugurando el concepto del contexto espacio-temporal del asunto. Cuando Duchamp, artista francés, envía un urinario a una muestra plástica, se abre a la era transestética de la banalidad de las imágenes, dice Baudrillard en “La transparencia del mal”. Eso quiere decir que lo bonito y lo feo ya no son categorías estéticas en sí, sino que adquieren su propio significado al capricho del valor mercantil que adopten. Esta precarización del juicio estético, ha puesto en jaque toda certeza artística; ya no sabemos qué es arte y qué no lo es, siendo muchas veces decidido por unos cuantos en nombre de la Moda según su conveniencia.

Las máquinas, otrora cuestión de circuitos y fusibles, hoy tienen en el diseño uno de sus principales criterios de compra, orientando así la Moda el uso y desuso de todo tipo de artefactos. En el campo de la industria del vestido, por ejemplo, ya no se fabrican masivamente los pantalones acampanados que usaba Travolta hace unas décadas, como tampoco las camisas de grandes cuellos que vemos en las fotos de Chimbote en Blanco y Negro: “¡¿Tú usabas eso?!”, les preguntamos a nuestros familiares.

El Modelaje
Cuenta el sociólogo francés Guilles Lipovetsky en “El imperio de lo efímero. La moda y su destino en las sociedades modernas”, que Charles-Fréderik Worth en 1858 no solo revoluciona el proceso de creación, sino también aporta una innovación capital para la industria: “(…) los modelos los llevan y presentan mujeres jóvenes, las futuras maniquíes, denominadas ‘sosias’ en la época. Bajo la iniciativa de Worth, la moda accede a la era moderna: se convierte en una empresa de creación pero también en espectáculo publicitario.” Así el Modelaje se convierte en uno de los oficios de mayor glamour y que ocupa en la sociedad un lugar privilegiado.

Con más de 150 años de vigencia, el Modelaje sigue nutriéndose de los diversos avances teóricos y tecnológicos y de las prácticas sociales, haciendo del ejercicio algo multidisciplinario que incluye desde conocimientos sobre etiqueta social y protocolos hasta estética y nutrición, desarrollando una industria que genera anualmente miles de millones de dólares en todo el mundo. Aunque ha sido calificada de fría, efímera y superficial, la carrera de Modelaje es onerosa y demanda gran esfuerzo físico y psicológico; estar sometido a dietas infinitas y al asedio del flash inmisericorde requiere un espíritu forjado en acero.

Las Modelos
Aunque no es ciencia, existe entre los entendidos y curiosos una verdad cautiva que puede demostrarse con la simple observación: el derrier de las chimbotanas es uno de los más prodigiosos del país. En Breve historia del culo, libro que adquirí en la reciente Feria Internacional del Libro de Lima (y que después de leerlo, afirman los especialistas, jamás volverán a sentarse como antes), el ensayista francés Jean-Luc Hennig, repasa la historiografía e importancia de la nalgamenta en la cultura, perpetuada por pintores, bailarines, cineastas, escritores, etcétera. Esta característica local, que algunos sostienen es por la cantidad de fósforo que se consume en el puerto –tesis que yo desdeño, dadas las estadísticas que revelan los bajos índices de consumo de pescado, a menos que se refieran al fósforo de marca INTI–, les ha valido a muchas jóvenes haber nacido con un “prominente” futuro para las pasarelas chimbotanas. El Modelaje en Latinoamérica se diferencia y adquiere identidad propia por esos centímetros que en Europa estarían “demás”.

Sin embargo, a pesar de contar con “chicas de grandes atributos”, belleza incalculable y simpatía (cuyas “sirenas” de Operación Fishland lo demuestran con creces), aún no existe en Chimbote la posibilidad de formación profesional en el rubro que capitalice el recurso humano a favor de su desarrollo, de lo contrario, tendríamos más representantes de nivel nacional e internacional. Los cursos, talleres o workshops no pueden suplir una educación profesional. Por lo general en nuestra ciudad la práctica se ha limitado al ejercicio de la pasarela, obviando el universo en el cual se desarrolla verdaderamente la profesión; por lo tanto, en Chimbote no se podría hablar de “modelaje”, sino de “anfitrionaje”, que vendría a ser la carrera “técnica” acaso.
El Modelaje, además de ocuparse de la pasarela, también se encarga de formar modelos de Alta Costura, de Glamour, en Editoriales (revistas, catálogos), en Comerciales (publicidad audiovisual), para Fotografía (de ropa de baño, partes del cuerpo), etcétera. No poseer conocimientos en los diversos campos, constriñe su accionar a los desfiles y reduce sus honorarios, disminuye la oferta profesional y restringe el mercado, debilitando además la industria en sí que comprende desde el trabajo de diseñadores, productores, agencias de modelos, fotógrafos, estilistas, maquilladores, marcas de ropa hasta los medios de comunicación, televisión, cine y medicina estética.

Chimbote, dadas sus potencialidades y el despegue económico actual, puede marcar los derroteros de la moda en la región y el país con profesionalismo, inversión y creatividad.

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