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martes, 15 de diciembre de 2009

EL HOMBRE DEL ESPEJO

Hace varios días que lo observo por las mañanas. Me quedo mirándolo fíjamente a ver si nota mi presencia; pero nada parece distraerlo de aquél ensimismamiento que escarapela a quien lo ve. Aquél hombre no respira, pero siente como cualquiera; tiene el semblante apuñalado y la piel transparentada por un  halo de luz que lo parte en dos... Trato de acercarme  y lo noto fastidiarse; algo perturbado me dice: "no rompas el encanto de mi soledad".  Le pido disculpas y me atrevo a ir más allá lanzándole la primera pregunta....
- Me llama mucho la atención verlo aquí todas las mañanas al interior del espejo, con una fidelidad incansable...
La fidelidad es algo divino.  No conozco un ser humano racional que pueda jactarse de ser fiel.
- ¿Es usted humano?
No. Yo sólo existo en este instante. En este espacio rectangular donde puedo ser todo lo que en la realidad jamás alcanzaría...
- Pero por su aspecto cualquiera diría que no es feliz allí dentro...
La felicidad es una burda mentira. Sólo hay momentos buenos y malos. Cada uno digiere su vida según sea la salud de su alma. A un alma enferma le apestan hasta las rosas con fragancia más exquisita...Un alma pura goza con la lluvia, disfruta de todos los colores del día...
- Yo veo en su expresión una ligazón muy fuerte con la muerte. Una especie de pacto con ella...
La muerte siempre está buscándonos. Nos persigue desde que nacemos. A veces nos atrapa pronto. En ocasiones somos nosotros los que le entregamos la vida. Cuando eso ocurre ella se desgracia a carcajadas. El pacto no existe. Pero en tono bajito te confieso que hace meses ando huyendo, dejándole pistas falsas a la muerte para que no me encuentre...
- ¿Cree en el amor?
Hoy no tengo ganas de referirme al tema; pero mañana puedes buscarme que aquí estaré, prometo continuar la charla... El mundo real me llama y debo estar presente; pero antes necesito lavar mi rostro, esconder las cicatrices y perfumar mi aliento.

Coincidentemente el hombre sigue la misma ruta por donde avanzan mis pasos, camina a mi costado, rozándome el hombro, impregnándome la piel con su fragancia necrófita...

2 comentarios:

  1. Muy bueno...pero no estoy de acuerdo con el hombre3 de tu espejo al decir que la felicidad es una tonta ilusión. La felicidad existe como la infelididad también: ambos cíclicos y complementarios. No es lo mismo que decir: "Sólo hay momentos buenos y malos."
    Me pregunto que dirá el hombre de mi espejo.

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  2. "Si la felicidad fuera el fin supremo del hombre, los tontos serían el mejor espécimen"
    Nietzsche

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