“la fotografía es una enfermedad que te
atrapa desde dentro y tienes que seguir y seguir adelante, los fotógrafos son
como los pingüinos, cogen una piedra y la ponen acá, cogen otra y la ponen
allá, hasta que tienen un nido; los fotógrafos hacen lo mismo.”
Sebastião Salgado
Epímaco Mejía, presunto primer fotógrafo de Chimbote |
Debió haberse sentido más solo que un barco en medio del desierto. Él no lo dijo, pero quizás lo pensó. Epímaco Mejía, el primero de los fotógrafos en ejercicio registrados en la memoria de nuestro puerto, viajaba desde Caraz (su tierra natal) hasta Chimbote para trabajar en temporada de verano. Percy Robles Guibovich supone que subido en una mula llegaba hasta Huallanca y que luego, en esa ciudad, tomaba el tren hacia Chimbote. Cuando lo hizo por primera vez —valga la rima— fue en 1923.
De Epímaco también se sabe que fue quien abrió el primer estudio fotográfico y el ilustró el libro Tierra de Promisión: Chimbote de Enrique Tovar, que por cierto —a modo de publicitarlo en su interior— es el único documento que lo preserva dentro de la Historia; luego no se sabe más, como tampoco se tiene registro de los fotógrafos que posteriormente pisaron, vivieron y viven en nuestra bahía; aquellos que prosiguieron su oficio y cuya historia se ha desordenado en el tiempo. Algunos de ellos, aún vivos, conservan, utilizan o recuerdan románticamente sus viejas cámaras analógicas, el proceso cuidadoso y técnicas manuales que debían seguir para efectuar el revelado. Porque antes todo era a pulso. Ahora eso ha quedado atrás, como ellos, en un pasado sólo existente en la memoria oral. Quizás, como al fotógrafo danés Lasse Hoile, realmente a los fotógrafos no les gusta estar delante de la cámara (o la Historia), prefieren estar al otro lado.
Lo que haré a continuación será tratar de rescatar del olvido a los que he considerado más importantes en la fotografía o espejo con memoria, como fue llamada en sus inicios por el poeta Wendell Holmes.De Epímaco también se sabe que fue quien abrió el primer estudio fotográfico y el ilustró el libro Tierra de Promisión: Chimbote de Enrique Tovar, que por cierto —a modo de publicitarlo en su interior— es el único documento que lo preserva dentro de la Historia; luego no se sabe más, como tampoco se tiene registro de los fotógrafos que posteriormente pisaron, vivieron y viven en nuestra bahía; aquellos que prosiguieron su oficio y cuya historia se ha desordenado en el tiempo. Algunos de ellos, aún vivos, conservan, utilizan o recuerdan románticamente sus viejas cámaras analógicas, el proceso cuidadoso y técnicas manuales que debían seguir para efectuar el revelado. Porque antes todo era a pulso. Ahora eso ha quedado atrás, como ellos, en un pasado sólo existente en la memoria oral. Quizás, como al fotógrafo danés Lasse Hoile, realmente a los fotógrafos no les gusta estar delante de la cámara (o la Historia), prefieren estar al otro lado.
“Las paredes y los zócalos cambiaron continuamente de un color a otro, verde olivo y granate, marrón con concha de vino, hasta blancas y el zócalo plomo. Toda la casa era de madera, antigua, muy preservada” es la descripción que Víctor Chávez Toledo, el fotógrafo más antiguo de Chimbote, hace del segundo más antiguo estudio fotográfico de Chimbote: Comercial Foto Merchán, un centro de revelado y tienda (de las pocas existentes en esa época) ubicado en la Av. Francisco Bolognesi 671, lugar donde Chávez aprendería durante 16 años las bases de la fotografía. Su propietario, Bolívar Merchán Cantos, fue un fotógrafo ecuatoriano que se había instalado en Chimbote con su familia a inicios del siglo XX. Nadie sabe con exactitud las razones, sólo que su mujer provenía de Chiclayo. Merchán no sólo instauró un sólido taller fotográfico, también era vendedor de electrodomésticos, hasta mandó a industriales japoneses construir máquinas de coser con su marca “BOLMERCH”, iniciales de sus dos apellidos.
Víctor, ahora ya de 75 años, recuerda que ingresó a trabajar allí el 28 diciembre de 1951, a sus 11 años, ganando cinco soles diarios. No imaginaría que a los tres meses ya ganaría 30, y que al medio año, luego de aprender las técnicas básicas de revelado y encuadre, ese sueldo se duplicaría a 60. “Yo ganaba mucho dinero, no me puedo quejar, con eso ayudé a mantener a mi familia, a mi madre y mis hermanos”, recuerda con orgullo. Pero así como vino el tiempo de las vacas gordas, también llegó el de las flacas. En la época del gobierno de Alan García, cuando Víctor ya trabajaba independientemente, habiendo fotografiado a SiderPerú desde sus pruebas de terreno antes de construirse, y pasando los exámenes académicos y técnicos de un concurso de selección para plazas de trabajo, ya elegido, fue despedido arbitrariamente por no poseer carné de afiliación al partido aprista. “Yo no podía tenerlo, ni del APRA ni de ningún partido; mi profesión no me lo permitía, por último era apolítico”.
Años atrás había conocido a Remberto Guzmán Marrufo. Él fue su ayudante cuando Chávez tenía 16 años, los separaban sólo cinco años; de ese modo Remberto (o Rember, como sería conocido más adelante) aprendió el oficio que lo convertiría en otro de los más destacados fotógrafos de Chimbote. Según palabras de Víctor Chávez: “Había aprendido tan bien la fotografía y se hizo —a mi par— uno de los mejores fotógrafos de ese tiempo”. Ambos se dedicaron a los paisajes, aunque, a modo de sustento, Chávez vivió de la fotografía industrial, y Remberto, de los eventos sociales. De ese tiempo, en una oportunidad, Víctor voló en una avioneta comanche desde Coishco por todo el cielo chimbotano para tomar fotos aéreas a una empresa pesquera; allí aprovechó para capturar las fotografías que adornan, a modo de gigantografías, algunas paredes del Hospital EsSalud Cono-Norte.
Miguel Koo Chía recuerda que, para hacer fotografías, Chávez tenía demasiada entrega “En plena extracción de muela, Víctor se enteró de que el barrio de El Acero se estaba incendiando, como tenía su cámara consigo salió disparado hacia el lugar a mitad de la extracción, dejándola inconclusa. Así logró las fotos que obtuvo, pero por poco pierde la vida; esa misma noche le dio una hemorragia y fue atendido recién a la mañana siguiente”. Probablemente por esa y muchas razones más en 1999 la revista Actualidad, de la Federación de RR.PP del Perú, lo premió como EL MEJOR FOTÓGRAFO DE LOS ÚLTIMOS 50 AÑOS. Es que Chávez no sólo se había dedicado a satisfacerse con el dinero ganado, sino que incursionó en distintos géneros fotográficos, entre ellos la fotografía abstracta y periodística, tal y como proclamaba el fotógrafo estadounidense Aaron Lee Fineman: “El arte de la fotografía es insolentemente promiscuo; no pregunta al fotógrafo a qué dedica las horas de su jornada, sólo requiere unos momentos, a veces unos segundos sólo, de apasionada atención, de captación de una imagen que por alguna de las miles de razones que transforman a algo en fotogénico se presentan ante él con un halo de singularidad que merece ser retenido”.
Así como Chávez, contemporáneos suyos fueron Luis Gutiérrez y Toribio Electo, ambos fotógrafos de prensa de distintos diarios y revistas como La gaceta, La Industria de Chimbote, El Faro, El Tiempo, entre otros. Gutiérrez actualmente se sigue dedicando a la fotografía, pero ahora desde un estudio fotográfico de carnés. Este reportero gráfico en 1999 llegó a ganar el primer lugar del I Concurso de Fotografía “Miradas Chimbotanas”, organizado por el Centro Federado de Periodistas de Chimbote, y, hace dos años atrás, el segundo lugar del I Concurso de Fotografía “La foto más antigua de Chimbote”, organizado por el Centro Cultural Centenario. Toribio Electo, en cambio, ahora se dedica esporádicamente a la fotografía, ya no como antes. Actualmente su pasión está encausada en tratar de entablar contacto espiritual con ovnis. En esa búsqueda, diez años atrás, cuando regresaba del campo en bicicleta, fue embestido por un auto. Como él siempre andaba con su cámara al cuello, en plena caída, la sostuvo y apenas cayó logró hacer una fotografía que captó la placa y huida del automóvil. Al día siguiente esa foto fue publicada en el Diario de Chimbote, denunciando la agresión. De esto Josué Ibarra comentó: “A través de la fotografía, en este caso, es que se llegó a capturar al culpable”.
De esas antiguas épocas muchos negativos han quedado eternamente perdidos en la basura o los escombros: tal fue el caso de Víctor Chávez, quien perdió gran cantidad de sus rollos en el terremoto del 70; Manuel Arellano, activo periodista gráfico de El Diario de Chimbote, quien con la lluvia de la corriente del niño perdió todos los suyos por la humedad; y el caso de Toribio Electo, cuyos negativos se han extraviado por motivos desconocidos.
Por esos tiempos también existieron
otros fotógrafos conocidos como “fotógrafos minuteros”. Primero rondaban el mercado Modelo, tomando retratos, fotos
familiares y de pareja; luego fueron trasladados a la plaza 28 de Julio (hoy
Plaza Grau), y, al final, por reubicación del concejo municipal, a la Plaza de Armas.
Los minuteros trabajaban con una especie de caja cuadrada, oscura, apoyada en
tres patas largas; revelaban fotos en blanco y negro al instante.
La mayoría de la memoria gráfica de ese
tiempo aún se preserva en negativo, es triste imaginar que quizás allí quede. “Yo quiero hacer un libro de Chimbote, sólo
que ahora no tengo dinero; hacer una loa más a la fotografía de este puerto. Es
fundamental que se haga un documento gráfico de la historia de Chimbote; pero
en buen papel, de buena calidad, poca literatura; porque literatura ya se ha
escrito en varios libros, las imágenes no” dice Chávez mientras ojea Libro
del Centenario de Chimbote, que, dicho sea de paso, publicó varias de sus
fotografías, la mayoría de ellas cortadas y manipuladas para que sirvan de
ornamento al formato ya definido de texto.
Fotógrafos
digitales, segunda generación, a ellos no les llegó la época desde la
era digital, pero sí la recibieron con los dedos abiertos.
Seguro que por allí has visto unos
paisajes con definidos colores, donde cerca del ángulo, o al medio, se
encuentra una pareja o una chica en solitario fundida con el fondo en uno solo.
Y seguro también que no has visto la foto de quien las ha tomado, que si te
encuentras en la calle, o hasta en su propia oficina, no sabrías si es él o no.
A Yonnel Bonilla le gusta permanecer así, detrás de la cámara. Tal vez no sea
el fotógrafo más conocido de todos los que, por así decirlo, integran una
segunda generación de fotógrafos, pero sí es uno de los que ha incursionado más
en las distintas facetas de la fotografía. Desde fotoperiodismo y fotografía de
paisajes hasta fotografía de bodas y quinceañeros: ganador del I Concurso de Fotografía
“Puertos del Perú”, en el 2006; I Concurso de Fotografía “Personajes de mi tierra”,
el 2003; y Tercer lugar en el I Concurso de Fotografía Turística Regional, en
1997 (Trujillo). De este último concurso el ganador fue Eduardo Ávila Alvarado,
fotógrafo chimbotano que actualmente radica en Lima. Ellos dos, junto a un
tercero, Gregorio Rosales Turiarte, ganador del I Concurso de Fotografía “Oportunidades
de inversión del desarrollo turístico de los humedales de Villa María”, el
2002, salían a capturar paisajes hace 10 años atrás. Emprendían pequeñas
visitas panorámicas y se acompañaban.
Otros que se suelen acompañar, pero en
su trabajo, son Eric Sánchez y Luis Mariños; los dos más evocados a la
fotografía comercial de bodas y quinceañeros. En este rubro también encontramos
a Alexander Zúñiga Camacho, quien data de algunos años más que los dos anteriores;
Hammer Shuber, de Universal Producciones y Alberto Gonzales, de Bethos Producciones.
Este último fue quien en el 2004 innovó en el mercado fotográfico comercial
chimbotano con los paquetes prebodas, postbodas y quinceañeros; adopciones propias
de la enseñanza que recibió en un taller organizado por IPAD (Instituto Peruano
de Arte y Diseño)
En Fotoperiodismo, que según Juan
Bonilla es el género más prolífico ya que “Un
ciudadano medio que lea la prensa y dé un paseo por el centro de su ciudad ve
alrededor de ciento ochenta fotografías
diarias” el más destacado es Josué Ibarra, quien según Yonnel Bonilla vendría a ser el mejor fotógrafo de prensa de
nuestro puerto, actualmente editor fotográfico de La Industria de Chimbote y
ganador de un reconocimiento especial de la revista National Geographic a la
mejor fotografía periodística de la corriente del niño, publicada y reproducida en distintos medios
internacionales como Life, Corriente della Sera, entre otros. Ibarra, que también fue el ganador de un
concurso fotográfico para un programa de seminarios de tres años de duración
del Word Press Photo y el Instituto Gaudí en 1998, desde La Industria de
Chimbote, enseñó fotografía periodística a Yonnel y Paul Meza. Paúl empezó con
la fotografía el 2005, ahora ya es
editor fotográfico de Correo en Chimbote y profesor de fotografía en la UCV. Su
compromiso con la fotografía, y su difusión, se ha visto claramente reflejado
en la exposición fotográfica “Nuestra Mirada”, proyecto suyo donde, desde la galería Iván Orlic del Centro
Cultural Centenario, sus alumnos expusieron trabajos fotográficos al público.
En la fotografía de modelaje Luis
Mariños recuerda que David Mertz fue el iniciador. Él había empezado haciendo
tomas caseras a sus amigas de colegio. Un aliciente en este tipo de fotografías,
en el pasado, fue la revista Yanbal que coleccionaba su madre y que veía con
entusiasmo junto a otras, todas con mujeres hermosas. Más adelante adoptaría esos
recuerdos como parte de su trabajo profesional. Actualmente David se dedica más
a la fotografía comercial, aunque también a la de cerámicos y patrimonios
históricos “Hubo un tiempo en que iba a
fotografiar modelos con Pedro Miranda y que era difícil tomarles fotos, las modelos
no querían. Ya cansado un día le dije a Pedro, como en broma, mejor hay que ir
a fotografiar huacos, y así lo hicimos, así empecé a fotografiar cerámicos”
Fotógrafos de
Chimbote con el objetivo apuntando desde otros sitios
Víctor Chávez ha dicho “La fotografía es la vértebra del mundo”,
y por el mundo también se han ido otros fotógrafos de esta ciudad; Ricardo
Arroyo Guevara es uno de ellos, estudio dirección de fotografía en cine en
Europa. Luego, ya en Perú, fue director del proyecto televisivo Perú Milenario
trasmitido en TNP y realizador de fotografía antropológica y foto reportajes.
Actualmente radica en Lima. En Fotoperiodismo destaca Mayu Mohanna, quien laboró
en El Comercio e hizo la curaduría del trabajo fotográfico expuesto por la CVRN
(Comisión de la Verdad y Reconciliación Nacional). De ella, Josué Ibarra ha
dicho que es una excelente periodista gráfica, como también lo ha dicho de Tati
Quiñones, que, al igual que Mohanna, trabajó en El Comercio y actualmente, en
España, es editora general de fotografía en la revista deportiva Don Balón.
Hola, yo teno 6 fotos de Epimaco Mejia cuando fue contratado por la Casa de la Moneda, las estoy vendiendo
ResponderBorrarhttp://articulo.mercadolibre.com.pe/MPE-401242916-muy-raras-fotos-de-carton-de-la-casa-de-la-moneda-epimaco-_JM
Muy interesante saber acerca de este otro Arte envolvente que crecio y crecera con nosotros...
ResponderBorrarEl señor Bolívar Merchán Cantos nacido en Guayaquil casado con la Señora Natividad Valladolid Rivera ,nacida en Huancayo, radico en Chimbote desde
ResponderBorrarAproximadamente 1944 y tiene 7 hijos. Es mi padre y fue el mejor fotógrafo de su época.
Primero, mi felicitación por este trabajo, así avanzamos. Segundo, como dice la Sra. Margarita, don Bolívar Merchán fue inicialmente fotógrafo. Segundo, Gran parte de las fotografías antiguas del 42 al 45 son aéreas y están el el Ministerio de Aeronáutica. Algunas del siglo XIX son de Courret.: Derteano, Vladeavellano, Pezet, Meiggs, etc. (Biblioteca Nacional) . Epímaco Mejía, carsino fue artista fotógrafo y colaborador "Variedades" la mejor revista gráfica de principio del siglo XX. Se estableció en San Jacinto. El viaje de Nepeña al Callejón de Huaylas se hacía por Pamparomás por camino de herradura y a lomo de mula. Percy imagina, venir por vía férrea a Caballo son más de 180 km.desde Carás. Cuando se estaba habilitando el terreno para Sider, Alan era bebe de leche. Chávez desvaría o es desmemoriado. Felicitacones. Hay un fotógrafo que no mencionas, en este momento no me acuerdo su nombre.
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